11 de mayo de 2009

Solaris

Me gusta moverme por el lugar que ocupaba hace solo un instante, para seguir su rastro y saber a que huele. Escucho la música de Cliff Martínez para la película Solaris, de Steven Soderbergh. El interior de una nave girando en la ingravidez. En la calle están los ruidos de la noche y pasa algún coche. Amos Oz ha vuelto y con él una escritura dura como el diamante. Y luminosa. En algún lugar, la nave se interna por un pasadizo estrecho hacia algo desconocido, aceptando el extravío del viaje. Pienso en el Solaris de Andrei Tarkovsky, y en que hay una casa en mitad de un páramo, que cada vez que la veo recuerdo la casa en llamas de su película Sacrificio. Un diamante que recorta las palabras en un vidrio.

10 de mayo de 2009

Viaje de invierno

En otra ciudad, con ganas de escuchar a Bárbara Hendricks cantar las canciones de Viaje de Invierno, de Schubert.

Viendo una exposición sobre la sombra en el arte, anoté una frase de un autor que no conozco: estar en concordancia con el ser no significa estar en un estado de perfección.

Intentando reconocer superficies semejantes a la voz.

5 de mayo de 2009

4 de mayo de 2009

Encuentros

Al final de la película amoresperros, antes de los créditos, hay una frase: somos también lo que hemos perdido. La ví hace un par de días.

Y hoy encontré una fotocopia, entre otros papeles, con esta carta de Antoine de Saint-Exupéry. Hace años que la tenía guardada (y perdida). De repente me apeteció copiarla aquí.


Societe Anonyme des Grands Cafes de Toulouse
15, Place Wilson

Toulouse, el 22 - 10 - 1926

Mi vieja Rinette,

Te escribo para que no me acuses de olvido: palabra heróica (tengo los dedos helados y cantidades de tazas de café no han conseguido hacerme entrar en calor).

Esperaba salir de reconocimiento (viaje como pasajero a Casablanca, ida y vuelta), estoy recibiendo aviones nuevos. Soy muy feliz. Pero es mucha la soledad que sufro en este país. Ten la amabilidad de escribirme - no será lo mismo que pasar la velada en la calle Saint Guillaume pero también me hará muy feliz.

Hace un tiempo lamentable. Esta tarde he probado un avión nuevo durante una hora, bajo una lluvia torrencial y a cien metros del suelo. No te hubiera encantado la aviación. Se parecía más a un baño.

Eres una amiga encantadora pero yo no sé decir estas cosas. Solamente sé pensarlas.

Antoine
13, calle Alsaca-Lorraine, Toulouse

1 de mayo de 2009



Imaginar al otro

Hace unos días, mientras desembalaba unas maderas protegidas por periódicos, quedó delante de mi, por azar, una hoja de El País del 1 de octubre de 2005. Reparé en ella porque contenía un artículo del escritor Amos Oz: El mal tiene un olor inconfundible. Recorté la página. Hoy la leí.

Él dice que el mal supremo no es la guerra, en sí, sino la agresividad. Y que uno de los poderes que mejor puede desactivarla es imaginar al otro. El artículo termina así:
Imaginar al otro no es una mera herramienta estética. Es además, a mi juicio, un imperativo moral fundamental. Y, sobre todo, imaginar al otro es un placer humano profundo y muy sutil.

En la misma jornada que encontré esa hoja ví una película que ya me parece inolvidable: En el séptimo cielo. Imaginar al otro. Es muy difícil pasar a palabras lo que sucede en el interior de esos personajes, como unos se imaginan también lo que puede estar viviendo el otro. Y aún así, sólo pueden actuar. Pensé de inmediato en una película de Ingmar Bergman que ví hace años: Infiel.

Me llamó tanto la atención el artículo de Amos Oz, porque siempre me ha parecido que imaginar al otro emana un perfume sutil y hasta erótico, que surge en primer lugar de la atención. Prestar atención al otro, dedicarle atención, escucharlo y recrearlo con la imaginación (la única percepción fiable), imaginarlo. Y también es una forma de estar cerca, de sentarse cerca para aspirar su aroma. Y sorprenderse. Imaginar al otro exige aceptarlo, con todo lo difícil que eso es. Y eso sucede, por ejemplo en la música, cuando dos voces avanzan en un diálogo entrecruzado, que también puede ser profundo y sutil. Escuchar la música a mí me ayuda a imaginar al otro.