7 de agosto de 2013

Construir una presa en algún país lejano

Escucho la Suite para chelo número 5 de Bach con unos pequeños auriculares. Y luego la número 6 para notar aún más el sabor del contraste. Las dos interpretadas por Pierre Fournier.

Comienza un giro lento de todo el cuerpo, una especie de orientación hacia algún otro sistema solar, si es que hay otro sol, como paso previo al inicio de un viaje por esos bosques de estrellas en los que no entra la luz.

Lejos, como si estuvieses construyendo una presa en algún país lejano. Tan lejano como la casa en la que crecí. Otro sistema solar.

Donde la navegación se produce también entre restos de basura cósmica: lo que quedó de otros viajes, otras expediciones, y frente a los que si quieres volver a casa hay que aprender a protegerse.

Y entonces entró la voz de la Gavota de la Suite número 6, justo cuando comenzaba a divisar el borde de las primeras estrellas encendiéndose en una oscuridad que parecía atraer hacia sí todos los viajes en los que se va construir una presa. Estrellas altas como árboles en busca de luz. Y un cuerpo no sometido a la gravedad.

(Si recordase los sueños, también podría soñar que en ese momento un avión aterrizaba en algún país lejano y que por delante había meses de cálculos y trabajo para construir una presa capaz de ofrecer un cauce a una fuerza que hasta entonces parecía salvaje).