20 de enero de 2013

Tres hombres solos

¿Cuántos bar - restaurante El Corzo hay al borde de las carreteras?

Pues en uno de ellos estás tú.

Y dos personas más. Tres hombres solos, al final de la tarde, comiendo algo de pan con queso. Uno de ellos parece el dueño del local.

Algunas paredes están recubiertas de madera. Huele algo a rancio y a la entrada del comedor hay una chimenea encendida.

En el bar las mesas tienen manteles con cuadrados verdes. En el comedor son blancos y de papel y hay servilletas dentro de los vasos.

Fuera llueve.

Has entrado en cientos de lugares parecidos. Son tus preferidos, paras y entras siempre que puedes. En tu lenguaje, cada uno de ellos es Un lugar Robert Frank.

La barra, esas mesas, el olor, las otras personas, el fuego y la lluvia, el sonido de los coches sobre la carretera. Nada nuevo este asunto de los círculos.

Me acuerdo de ti.

Debes recuperar la calma, mirar ese mundo y a ti mismo con serenidad. El mundo es así y continuará igual. Un hombre solo es realmente poca cosa, lo único que puede hacer es expresarse, nada más, escribe Gao Xingjian en El libro del hombre solo.