11 de mayo de 2009

Solaris

Me gusta moverme por el lugar que ocupaba hace solo un instante, para seguir su rastro y saber a que huele. Escucho la música de Cliff Martínez para la película Solaris, de Steven Soderbergh. El interior de una nave girando en la ingravidez. En la calle están los ruidos de la noche y pasa algún coche. Amos Oz ha vuelto y con él una escritura dura como el diamante. Y luminosa. En algún lugar, la nave se interna por un pasadizo estrecho hacia algo desconocido, aceptando el extravío del viaje. Pienso en el Solaris de Andrei Tarkovsky, y en que hay una casa en mitad de un páramo, que cada vez que la veo recuerdo la casa en llamas de su película Sacrificio. Un diamante que recorta las palabras en un vidrio.