2 de agosto de 2009

82 días

Ochenta y dos días sin escribir en el blog, y nunca tuve la sensación de que estuviese cerrado. Echo de menos acercarme a él y hace días que buscaba el momento para continuar, lo que ocurre es que tal vez esperaba un reinicio "especial", un tema (no sé cual) con el que dar un pequeño golpe de efecto tras el silencio. Pero nada de eso ocurrió.
Soy un experto en trabajos de todo tipo sin terminar. Suelo detenerme bajo una razón que en ese instante me parece poderosa y convincente. Entonces quedo a la espera de algo que sucederá, no se sabe bien el qué, y ese tiempo se va alargando hasta producir una especie de aletargamiento que, como el de los bichos en su cueva, aconseja esperar un cambio de estación (y de trabajo).
En la vuelta al blog me apetece escribir sobre temas que no tienen que ver con la música escuchada por lo general en una sala de conciertos, esta es una percepción con la que ya llevo tiempo y que me hizo callarme en algunas ocasiones. Los sonidos y el ritmo, la percepción y la escucha surgen en cualquier lugar, y hay encuentros inesperados o planificados, pero encuentros, que me gustaría nombrar.