7 de mayo de 2008

El amigo Mendelssohn

La música es un hilo de Ariadna que nos guía. Nada que ver con el hilo musical. Quien dice esto es el filósofo Eugenio Trías, en su libro El canto de las sirenas.
Aún no lo leí, sé de él por un artículo en el periódico y una entrevista con el autor en la que defiende que la música es una forma de conocimiento. Pero a mí lo que más me impresionó es cuando habla de uno de sus compositores preferidos: el amigo Mendelssohn. Cuenta que su música fue quien lo acompañó durante una grave convalecencia en el hospital. Porque, según Trías, el amigo Mendelssohn transmitía gozo, intensificación vital.
Leí esto en septiembre de 2007, recorté el artículo del periódico. Pero no olvidé sus palabras. Meses más tarde, instintivamente, un día busqué en una tienda algún disco de Mendelssohn. Un amigo que me acompañaba me recomendó el oratorio Elijah. Lo compré y comencé a escucharlo una y otra vez. Al poco le pedí a mi amigo alguna otra música de este autor. Y me regaló un cedé titulado Songs without words. Contiene la música para piano de las Op. 19, 30, 38 y 53, interpretada por Annie d'Arco. Y, tras semanas escuchando esa música, hoy volví a leer el artículo y la entrevista a Eugenio Trías.
Quería leer otra vez sus palabras porque lo que recordaba de ellas era esa idea de la música como algo curativo. También como un acompañante, con quien trazar un diario tan íntimo como estas piezas de piano. Hoy quería volver a tener cerca esos pensamientos y esas experiencias. Una parte de la vida que nos salva.