26 de noviembre de 2009

La dificultad de los signos de puntuación

Tras ver la película "Control" de Anton Corbijn sobre la vida del cantante del grupo Joy Division Ian Curtis, me pregunto cuántas películas he visto ya que cuentan historias similares de la misma manera. Y de memoria me acuerdo de otras dos. No me refiero a la biografía del cantante, que es la que fue, sino a cómo se colocan los signos de puntuación en esa biografía.

Lo que ya he visto es: un joven músico se enamora, se casa y tiene algún hijo mientras aún es un talento anónimo. Comienza la carrera, la fama llega rápido y los viajes más o menos largos también. Igual que el acercamiento a otras mujeres mientras está fuera de casa. Rápidamente la primera mujer se presenta como menos atractiva (a la Ian Curtis le ponen unos pantalones horribles y la engordan un poquito), el cantante se desencanta y, o bien se va con la nueva o bien pasa a una tercera. Mientras, el talento continua imparable y la injusticia del drama surge a cada paso. En casos extremos como éste todo termina en suicidio.

La muerte de Ian Curtis es inapelable. La colocación de los signos de puntuación que permiten leer el texto de su vida es otra cosa. Lo que veo una y otra vez es una vida de artista enfocada desde el lugar común del genio romántico, cuyo inmenso potencial creativo le impide controlar su evolución como persona a la vez que cuidar sus relaciones más queridas (dos cosas que deben generar buena taquilla y hasta premios en festivales). Un analfabeto emocional capaz de emocionar en los conciertos.

En mi opinión, una mirada que arroja arena a los ojos.