14 de febrero de 2011

Amnesia

Leo el testimonio que el neurólogo Oliver Sacks escribió sobre Clive Wearing, un hombre joven que tras una enfermedad perdió, entre otras cosas, la capacidad de recordar más allá de unos pocos segundos.

Un fragmento del diario de Clive:
2.10 pm: esta vez estoy perfectamente despierto (...) 2.14 pm: esta vez estoy por fin despierto (...) 2.35 pm: esta vez absolutamente despierto (...) A las 9.40 pm me desperté por primera vez, a pesar de lo que he dicho antes (...) A las 10.35 pm estaba plenamente consciente, y depierto por primera vez en muchas, muchas semanas.

Deborah, su mujer (con una historia de amor maravillosa con Clive) dice que es como si él sintiese que No he oído nada, ni visto nada, ni tocado nada ni olido nada. Es como estar muerto.

Fuera llueve despacio, escucho el agua sobre el tejado, cae sin ninguna violencia, el viento cesó. Solo queda la noche que comienza a avanzar. Pienso sobre esa forma de "estar muerto". Me parece que los recuerdos exigen ser cultivados, tal como haríamos con un buena huerta. Sin ellos solo existe un presente que no puede significar nada. Solo una inmensa amnesia.

Y, al mismo tiempo, sé que no hay nada más cierto que las palabras de Antonio Lobo Antunes cuando dice que lo que de verdad es difícil de predecir no es el futuro, es el pasado.