28 de junio de 2012

Lavanda

Tuve que ir a pie por un lugar donde casi a diario paso en coche.
Y fue la única manera de saber que allí crecía lavanda en grandes matas. Al principio noté su olor. Las busqué y allí estaban, algo sucias porque el borde de una carretera transitada lo ensucia todo. Pero seguían creciendo y habían florecido.

Horas después, enciendo la radio del coche para un pequeño viaje de vuelta a casa, y escucho:

Quise contar una historia y la historia me contó a mi.

Hace mucho que anoté una frase de Víctor Erice: Ver es dejarse ver.

Pocas cosas hay que evidencien tanto nuestra fragilidad y dependencia.
Todos los que somos habitan en nuestra mirada: mestiza, siempre sucia por ser el borde de una carretera. Y en medio de la mirada, olor a lavanda limpísima (tal vez porque nos hemos dejado ver)