21 de abril de 2008

El efecto de la mera exposición

- ¿Crees que la música posee el poder de cambiar a la gente? Es decir, que si, en un momento determinado, escuchas una música determinada, ésta puede hacer que se produzcan grandes cambios dentro de ti (...)
- Por supuesto -dijo-. Eso sucede. Experimentamos algo y, como resultado, ocurre algo
Este texto es de Kafka en la orilla, de Haruki Murakami. Todos sus personajes recurren a la música sin cesar, le prestan atención, viven a su lado.
El año pasado leí todos los libros de Murakami (!). Y al poco de terminar, me crucé en un libro totalmente diferente, con un concepto que el psicólogo Robert Zajonc formuló en 1968: El efecto de la mera exposición. Y lo enuncia más o menos así: las personas tendemos a crear un afecto positivo mediante la simple exposición a eso que causa el afecto. Dicho en otras palabras: El efecto de la mera exposición sugiere que nuestra experiencia desarrolla constantemente nuestras preferencias, independientemente de lo que podamos o no podamos querer a cierto nivel consciente. Esto puede significar que lo que realmente nos gusta es mucho más una función de lo que hemos experimentado que de lo que creemos que nos gusta.
Tal vez esta primera entrada quede muy llena de citas, pero creo que son una buena compañía. Para mí tienen mucha relación entre ellas, a pesar de todo lo que las separa. Cada vez que me siento en las butacas rojas del Auditorio, pienso en el efecto de la mera exposición. Luego comienzo a observar la salida de los músicos (y de las músicas).