1 de agosto de 2012

Hoy y siempre

Seguir no siempre es ir hacia delante.
Se parece más a viajar sobre un fluido que avanza y retrocede al mismo tiempo, mejor dicho, que se mueve sin tener consciencia de si es hacia delante o detrás porque esos conceptos que no le pertenecen.

Por una serie de casualidades cuyo origen fue un problema técnico, estos días reorganizo correos electrónicos de los últimos años. Son miles y voy pasando a través de ellos como si recorriera imágenes de una vida que al mismo tiempo es y no es pasada. Una sensación algo extraña.

A veces me gusta leer los títulos porque pienso que saltando de uno a otro se podría construir un precioso poema.

Hace poco me crucé con uno que decía: Hoy y siempre (y era un error, claro), Nieve y más nieve, Un sueño ligero, Todo en orden y el elefante, Me debes una, Cuarto oscuro, Desde Atacama, Poemas y plantas carnívoras...

A veces me atrevo a abrir alguno de hace bastantes años y de pronto algo de la historia parece tener algún sentido (puede que otro error, no lo sé). De vez en cuando borro algunos, muy pocos.

Miro estos correos y se me parecen a una bandada de aves migratorias volando en forma de flecha, intercambiándose quien va a la cabeza, transformándose de una manera eficaz y misteriosa. A algo así hoy se le llamaría un fractal. Si es así, hasta puede que las cartas sean fractales.

Las piedras creo que también lo son.