22 de mayo de 2012

Guardaré tu voz

John Donne. John Dowland. Muchas noches. En mitad de la nada. El tañido de las cuerdas. Bajo el influjo de lo que parece no existir, avanzas.

El domingo 13 de mayo algo importante me trajo a la memoria el Gutte Nach de Schubert. Después gente amiga lo volvió a escuchar y el viernes 18 de mayo leí un precioso correo en el que se decía que Dietrich Fischer-Dieskau estaba sonando con fuerza en alguna casa, al través de la mañana. Ese mismo día, lo supe hoy, Dietrich Fischer-Dieskau murió. 

Cansado de todos los que llegan con palabras, palabras,  pero no lenguaje,
parto hacia la isla cubierta de nieve (escribe Tomas Tranströmer)

Tengo como una joya las tres colecciones de lieder de Shubert cantadas por el barítono alemán. Hoy escuché que no actuaba en público desde 1992 y que desde entonces se había dedicado sobre todo a estudiar precisamente la obra de Schubert. Tenía 87 años.

Tal vez el día deba terminar. ¿Cómo echar de menos a quien no se ha conocido pero de quien se han recibido tantas y tantas llamadas desde su voz?. Una voz pronunciando el paso del invierno hasta sus bosques más oscuros. Tenía un nombre bonito. Me gustaría saber pronunciarlo bien, con más ligereza.

Ahora, hasta John Dowland calla. Ya no se escucha el laúd, la guitarra antigua, una sola voz, sola, pronunciando frases que dibujan el mapa del día. Jornadas de las que se sabe poco, solo que existen. John Donne hace tiempo que ya no existe, aunque lo busque.

Guardaré tu voz.
Para que cuide esas canciones

Cuando partamos hacia la nieve