6 de febrero de 2012

Rendidos y entregados

Hace un tiempo, algunos años, la manera de entrar en la noche y en el descanso era a través de la música.

Hay piezas que entonces escuché que ya siempre estarán unidas a un tiempo en que cuando había que dormir todo el cuerpo se rebelaba mientras fuera nevaba. El invierno en todas direcciones.

Una de esas piezas es el Adagio D897 de Schubert.

Hace más de un año me regalaron un pequeño cactus. Me gustan las plantas, las cuido con atención, pero no siento especial cercanía hacia esa variante que son los cactus. Pero este era poco más que un esqueje y además me lo traía alguien a quien quiero. Así que le di un lugar preferente frente al sol de la ventana.

Apenas crecía pero en una de sus pequeñas ramas comenzó a formarse una estructura como aérea, fina, una ligerísima membrana blanquecina replegada sobre si misma. Comprendí que aquello quería ser su flor pero que difícilmente llegaría a ser tal cosa.

Tras más de seis meses de incubación al final allí apareció una flor blanca y roja de una intensidad desconocida para mi. Duró poquísimo, no más de dos días. Luego se secó su unión con la rama, y como un avión de papel, voló hasta la mesa.

Aquella gran flor tenía el tamaño de medio cactus. Y era el resultado de un trabajo intenso y decidido por florecer.

¿Por qué tanto esfuerzo?, ¿para qué centrar todas sus energías en un pequeño ovillo que de pronto se desplegó y mostró su belleza durante solo unas horas?

Ahora recuerdo como Lobo Antunes habla de que solo comienza a escribir bien cuando está agotado, cuando el cansancio vence las resistencias y una parte subconsciente comienza a dictar. Son las voces, la línea ondulante de saberse rendido.

Y entregado. También en ese estado suena diferente el Andante D929 de Shubert. Y por supuesto el final de Un Viaje de Invierno. Gracias a esa música, hay días en que por fin el cuerpo puede comenzar a encontrar su noche.

Y descansar sobre la voz de la rendición, de la entrega. La misma que abre compartimentos secretos (desconocidos hasta para los niños).